sábado, 1 de agosto de 2015



DEMETRIA LA REZANDERA
                                                  Cuento corto
                                                                      Autor:  Maria Natera 2004

El frío mañanero dejaba entrever la  llegada de la navidad, Demetria metida en sus matas, recogía una rama de cruceta otra de caña brava, su rostro de rasgos indígenas y tez blanca era enigmática.
Tomando un cuchillo filoso, comienza  a cortar las ramas para  armar una cruz pequeña, toma el cuchillo y con fuerza corta una estaca de caña Fistola, elaborando otra cruz.
-          Refunfuña… vamos a ver si esta noche, me viene esa sinvergüenza esa a molestar, a buscar chisme, no jile toda la noche arañando el techo y esos perros aullando. Cae la tarde, Demetria, toma una totuma grande, le agrega agua bendita y la cruz de caña brava,  en otra  camaza pequeña le coloca un chorro de orine de varios días de la bacinilla de don Ambrosio su marido, unas ramitas de ruda otra de alcornoque.
Su dientes maceran una bola de chimo,  escupiéndola en la extraña pócima junto con una medallita de San Cristóbal. Su voz, declama una oración a San Marcos de León… San Marcos de León, que amansaste a la daga y al dragón amansa los toros bravos que también del monte son continuo un largo rato en su extraño rito. Junto a su cruces artesanales y sus recipientes toma dos velas de cebo blancas, les ata una cinta roja la enciende en pisos de tierra de la cocina, debajo de un mesón de adobe cercanas a la pared de bahareque de su rancho.
Ya entra la noche toma todos sus pertrechos y se encarama en la mata de tapara, la oscuridad reina, el silencio es profundo en la hora de los difuntos, de repente una ráfaga de aire frío golpea su rostro. Para sus adentros dice. Ay esta, ya llego la desvergonzada.
 Al frente de su vivaz mirada un animal, en forma de pavo gris, pequeño, con una cresta entre amaranta y negra corona su cabeza,  se arrellana sobre el techo de tejas si saber que es asechado, su pico negro escarba el tejado, logra abrirlo… está atento a lo que pasa en el rancho, de repente siente que es bañado por un líquido hediondo que lo paraliza, no puede moverse, no pude volar. Graznea  de forma aterradora, intenta zafarse…más no lo logra. Los perros enloquecidos aúllan creando un alboroto en toda la cuadra.
 Demetria, con una rapidez inusual para una mujer de su edad y su voluminoso peso, se lanzó del taparo, subió a  una escalera, maltrecha y zaas se encarama en el techo, su voz entrecortada increpa al animal… bandida, sin oficio, chismosa, mala mañosa, golpeado repetidamente al animal, con las cruces que realizo en la mañana, por ultimo rezando un padre nuestro inicia un rosario doloroso, baña al bicho emplumado con agua bendita.
Se baja del techo y le grita, ahora si te puedes ir, además de ordena mañana temprano ven por un poco de sal, entra la casa, toma otra vela la enciende  reza por el alma infortunada de la pava y se acuesta.
Los gallos cantan, Demetrio, está en su fogón  ya tendió las arepas en su budare,   está colando el café en su manga.
Oye que tocan la puerta y esta se abre lentamente, dando paso a una mujer ya entrada en años, se ve cansada, esta moreteada, por los brazos y las piernas, tiene un ojo hinchado.
-          ¡Ay!  Comadre que mal me siento. Amanecí molida me regala un poquito de sal, baja la cabeza avergonzada.

La mestiza, la observa con detenimiento. Ya me suponía yo que eras tú… déjese de esas mañas comadre, tan vieja. Mire  yo solo la pele otro… capaz la mata, venga vamos a rezar y a pedir para que no llame más a la pava y deje de ser tan chismosa, tómese el café y váyase a confesar a… y porcía las mocas no me visite más ni de mañana y muchos menos en la noche o la madrugada.         

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